Nos dirigíamos a tres tipos de Skintellectuals: el que defiende los activos naturales por su compromiso, el que defiende los activos químicos por su eficacia y el que defiende la simplicidad y el precio justo. El objetivo era conectar con un público muy diverso, cada vez más exigente, y con una percepción antagónica de ciencia y naturaleza. Además, teníamos la gran oportunidad de posicionarnos de una manera diferencial, ya que el mercado cosmético está muy saturado y las marcas no ofrecen todo lo que estos consumidores buscan.
En este contexto, nació Two Poles, una marca que existe para demostrar que es posible hacer mejor las cosas, elaborando productos y tratamientos cosméticos honestos que unen lo mejor de la cosmética natural y la científica con rutinas simples y una experiencia sofisticada, para que ningún usuario tenga que renunciar a nada. Todo esto, a partir de una identidad consistente que combina códigos semióticos de propuestas que hasta ahora estaban desconectadas entre sí.