El Circuit de Barcelona-Catalunya ha sido uno de los circuitos de automovilismo más emblemáticos del mundo, pero necesitaba impulsar sus ventas para los grandes eventos anuales (Fórmula 1 y Gran Premio de MotoGP) y para la amplia variedad de experiencias que ofrece a lo largo del año, aumentando su atractivo para los visitantes a través de sus canales en línea.
El desafío residía en el hecho de que muchas de sus entradas se vendían a través de distribuidores, lo que dejaba ingresos cada vez menores para la marca y creaba una necesidad constante de maximizar las ventas, año tras año, para cubrir las bases.